En la festividad de todos los Santos y Difuntos, es costumbre en España visitar los cementerios, limpiar y adornar los nichos y panteones, recordando a nuestros seres queridos "que ya no están entre nosotros" y rezar una oración por su alma.
Yo fui a ultima hora de la tarde, ya no quedaba casi nadie, todo es silencio,quietud, la noche se acerca, empieza a oscurecer. Me detengo ante el nicho de mis padres, miro su foto y algo se remueve por dentro, nos fundimos los tres en el recuerdo ¡cuanto amor! nos han dado en los pequeños detalles de cada día.
Vuelvo a la casa, donde pasé mi niñez y juventud (hace dos años que está cerrada) ya no están los que daban vida al hogar, solo quedan los recuerdos, sus cosas. Me detengo ante cada una de las más significativas, su lugar en la mesa, el sillón donde dormitaba, el dormitorio... y me transporta al pasado ¡cuantos buenos recuerdos! ¡cuanto AMOR.
Los inviernos junto al fuego de la chimenea, por la noche todos reunidos pasábamos las veladas. De niñas haciendo los deberes del colegio, de mayores labores, punto de media, ganchillo... contamos cuentos, chistes, jugamos al parchís, contábamos lo ocurrido en el día y mis padres nos aconsejaban, como nos teníamos que comportar.Ellos disfrutaban de sus hijos y nosotros de ellos.
Teníamos pocas cosas materiales y todo se compartia. Mis padres nos dieron lo mejor que tenían,
buenos consejos, honradez,cariño y sentido de unidad familiar.
Gracias por esa riqueza que nadie nos podrá arrebatar.
