
La ventana del comedor de mi casa tiene delante la torre de la Iglesia y la montaña de la “umbría” (que maravilla) cuando me asomo parece que al respirar tomo oxigeno y percibo el olor a pino y es que la vista te hace gozar de la belleza natural, añorada en el asfalto de la gran ciudad.
El pueblo ha crecido y la vida de sus habitantes también ha cambiado. La consejería de Cultura de Castilla la Mancha ha financiado, un aula de Cultura, un Teatro, Auditorio y Biblioteca y ha organizado una red de teatros, música y danza por toda la provincia.
La Alcaldesa también se preocupa de promocionar la vida de las mujeres, asociación de amas de casa ,que se reúnen regularmente y disfrutan de talleres, conferencias, viajes…
También el arreglo de calles, (enladrilladas y limpias) porque donde pasaban burros y mulos ahora pasan motos y coches. Tan bien dos casas rurales que el Ayuntamiento alquila a familias que desean pasar unos días a disfrutar del paisaje y tranquilidad del pueblo.
Ya no hay pregonero que anuncie los acontecimientos extras del pueblo, sino que el Ayuntamiento ha mandado instalar unos altavoces en el campanario de la Iglesia y con un solo aviso todo el pueblo queda enterado. En concreto, el pueblo ha progresado y esto me alegra.